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Despilfarro sin distinción: diputados de todos los partidos derrochan recursos públicos en lujos y excesos.

Redacción Región Sur Gto
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Imagen: Correo Guanajuato.

ESTATAL.- Un verdadero abuso del erario. En los primeros tres meses de la nueva legislatura del Congreso local, diputadas y diputados de todos los partidos políticos han convertido los “gastos de representación” en un pretexto para costear lujos personales, desde tratamientos estéticos hasta comilonas en restaurantes exclusivos, todo con cargo al dinero de los ciudadanos.

Mientras el estado enfrenta necesidades urgentes en educación, salud y seguridad, los legisladores parecen vivir en una burbuja de privilegios. La indignación crece ante el descaro con el que han facturado desde cafés de Starbucks hasta banquetes en clubes privados, justificándolo como parte de su labor legislativa.

Lujo y derroche sin vergüenza.

Entre los casos más indignantes destaca el de la morenista Hades Aguilar Castillo, quien facturó más de 26 mil pesos en un hospital privado de Guadalajara para un procedimiento estético. A pesar de que la ley permite gastos en medicinas y productos farmacéuticos, es evidente que este tipo de intervenciones no forman parte de su función como representante del pueblo.

Pero Morena no es el único partido involucrado. La panista María Isabel Ortiz Mantilla gastó cerca de 73 mil pesos en la renta de espacios en el Club Empress para eventos sociales, en lugar de utilizar los fondos en su casa de gestión. Por su parte, la priista Ruth Tiscareño Agoitia decidió que era una buena idea cargar al erario casi 4 mil pesos en galletas de alta repostería de una exclusiva tienda departamental.

Gastos personales con dinero del pueblo.

Los abusos no terminan ahí. Sergio Contreras, del PVEM, utilizó su partida para pagar cerca de 3 mil pesos en cafés de Starbucks, mientras que Rodrigo González, de Movimiento Ciudadano, decidió facturar cuentas de tacos gobernador, pulpo, picaña y otras especialidades de mariscos en restaurantes de lujo. En la misma línea, el priista Alejandro Arias ha utilizado recursos públicos para pagar consultas médicas en Guadalajara y disfrutar de comidas en establecimientos como Mochomos, Hacienda Catrina y Palacio de Hierro.

Un Congreso de privilegios y abusos.

Además de los excesos personales, algunos legisladores han utilizado los recursos del Congreso para fines cuestionables. Aldo Márquez Becerra, del PAN, destinó 20 mil pesos a la renta de su oficina de gestión, propiedad de un compañero de partido. María del Pilar Gómez Enríquez facturó casi 1,500 pesos en chalecos de Costco, mientras que Susana Bermúdez Cano gastó más de 8 mil pesos en comidas en un restaurante.

¿Qué dice la ley?

Las disposiciones presupuestales permiten a los legisladores cubrir ciertos gastos relacionados con su función, incluyendo material de oficina, licencias de software, uniformes, medicinas y pago de servicios. Sin embargo, la realidad es que estos recursos han sido utilizados para costear placeres personales, sin rendir cuentas claras a la ciudadanía.

Lo más preocupante es que, además de estos privilegios, los diputados de Guanajuato son los mejor pagados del país, con un salario de más de 224 mil pesos al mes. A pesar de esto, siguen sin poner un solo peso de su bolsillo para desempeñar su labor, dejando que el pueblo pague por sus lujos.

Este escándalo de derroche deja una pregunta en el aire: ¿hasta cuándo los ciudadanos permitirán que sus representantes vivan en el exceso mientras la gente enfrenta necesidades urgentes?

Con información de Correo.

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