YURIRIA.- En Yuriria, un pueblo donde muchas personas adultas mayores enfrentan la soledad y el abandono, la esperanza vuelve a encenderse. Un grupo de ciudadanos comprometidos, encabezados por el sacerdote Jorge Lara, ha decidido revivir un proyecto que pudo haber cambiado vidas: la Casa Hogar para Ancianos, un sueño que se gestó hace más de 30 años y que hoy lucha por hacerse realidad.
Corría el año 1992 cuando un terreno fue donado a la parroquia de Yuriria con fines sociales. En un acto de fe y solidaridad, la comunidad se unía para hacer realidad un refugio digno para los ancianos más necesitados. La primera piedra fue colocada el 28 de agosto de 1993 con la bendición del obispo Leopoldo González. El esfuerzo fue inquebrantable: se diseñaron planos sin costo, se reunieron materiales y los yurirenses organizaron rifas y donativos para financiar la construcción. Con el tiempo, la estructura tomó forma, llegando a contar con 20 habitaciones dobles, baños compartidos, un salón de usos múltiples, cocina, comedor y otras instalaciones esenciales.

Sin embargo, el sueño se detuvo. Durante casi una década, el inmueble quedó en el olvido, convirtiéndose en blanco de vandalismo y robos. Se llevaron tuberías, tinacos, boilers, tazas de baño y hasta parte de su estructura. Algunas personas comenzaron a usar el lugar como refugio improvisado, desvirtuando el propósito original del proyecto. Aunque la administración municipal 2021-2024 solicitó usar las instalaciones y se comprometió a su mantenimiento, solo se realizó un empedrado en parte del acceso y la prometida barda perimetral nunca se construyó.
Cuando la administración concluyó, el superior provincial de la congregación revisó el estado del inmueble y encomendó al padre Jorge Lara retomar la obra. “Nunca imaginé todo lo que implicaría aceptar esta responsabilidad, porque hay que empezar de cero con notarios, contadores y otros trámites. Pero no pienso rendirme”, asegura el sacerdote.
El nuevo patronato, compuesto por Joaquín Medina Ramírez, Gabriela Cásares Vázquez, Martha Guzmán, Karla Orozco, María Dolores Chávez, Guadalupe Cisneros, Tarsicio Chávez y Elías López, reconoce los retos, pero también la esperanza. Han comenzado a recaudar fondos con las tradicionales “cajitas del padre Zavalita” y otros donativos. Actualmente, se centran en la seguridad del predio, con la construcción de la barda trasera como prioridad, aunque aún falta mucho por hacer: vivienda para las monjas que apoyarán en el cuidado de los ancianos, un oratorio, dirección administrativa y un área de enfermería.
“Tenemos mucha fe en esta obra. Se requiere de mucho dinero, pero es urgente concientizarnos de que hay muchas personas mayores que están solas y necesitan este lugar”, concluyen los miembros del patronato. La Casa Hogar de Yuriria sigue siendo un sueño interrumpido, pero con el esfuerzo de todos, podrá convertirse en una realidad.