INTERNACIONAL.- En una medida que ha encendido las alarmas del sector agropecuario y de las autoridades mexicanas, Estados Unidos ha cerrado nuevamente su frontera a las importaciones de ganado vivo, bisontes y caballos provenientes de México, tras la confirmación de un nuevo caso de gusano barrenador en el estado de Veracruz.
La decisión fue anunciada este martes por Brooke Rollins, Secretaria de Agricultura de Estados Unidos, quien ordenó el cierre inmediato del comercio transfronterizo, en lo que representa un nuevo golpe a la ya tensa relación binacional en materia agroalimentaria.
“El brote representa una amenaza directa a la industria ganadera estadounidense”, justificó Rollins, citando preocupaciones sanitarias y económicas ante el avance del Cochliomyia hominivorax, una plaga parasitaria que puede devastar rebaños enteros si no es contenida a tiempo.
Pérdidas millonarias para México.
La medida ha provocado pérdidas superiores a los 350 millones de dólares para México en tan solo un mes, según estimaciones del sector. Cabe recordar que el pasado 11 de mayo de 2025, el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA) ya había impuesto una suspensión temporal de 15 días que terminó extendiéndose por siete semanas, hasta su reapertura parcial el 7 de julio.
Ahora, apenas días después de reiniciar operaciones, el cierre vuelve a activarse, lo que incrementa la incertidumbre en un sector ya debilitado. El nuevo brote confirma la persistencia del gusano barrenador, que ya había sido detectado en estados del sur como Chiapas, y ahora amenaza con expandirse aún más al norte.
Crisis sanitaria… y diplomática.
La plaga, también conocida como “mosca de la carne viva”, es considerada una de las más peligrosas para el ganado, ya que las larvas se alimentan de tejido vivo. Un brote similar en el siglo pasado tardó más de 30 años en ser erradicado en EE.UU., de ahí la severidad de las acciones actuales.
No obstante, la respuesta estadounidense ha generado tensión diplomática. El gobierno mexicano ha rechazado la medida, argumentando que ya se habían implementado acciones de contención. También ha criticado el carácter unilateral de la decisión y la falta de coordinación en estrategias binacionales.
Durante el primer cierre en mayo, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum acusó públicamente a EE.UU. de usar el tema con fines políticos, señalando que las restricciones coincidían con el periodo electoral norteamericano.
Un punto particularmente controversial ha sido la solicitud de Washington de realizar fumigaciones aéreas desde su propio territorio, algo que México ha rechazado tajantemente por razones de soberanía.
Un problema que apenas comienza.
Expertos advierten que, si no se controla con rapidez, el brote del gusano barrenador podría derivar en una crisis agroalimentaria regional, con graves consecuencias para la producción de carne, leche y derivados en ambos países.
Organismos ganaderos de México han solicitado un diálogo urgente con las autoridades sanitarias estadounidenses para evitar un colapso comercial prolongado y reactivar un mercado valuado en miles de millones de dólares anuales.
Por ahora, la frontera está cerrada indefinidamente, y con ella, se cierra también la posibilidad de una recuperación inmediata para el sector ganadero mexicano.
El gusano barrenador vuelve a poner en jaque la economía, la sanidad animal y la diplomacia entre México y Estados Unidos.