NACIONAL.- A pocos días de dejar la presidencia del Senado, Gerardo Fernández Noroña vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez, la controversia gira en torno a su residencia en Tepoztlán, Morelos, valuada en 12 millones de pesos, un lujo que, para algunos, choca con su discurso de austeridad y los principios que ha defendido como representante de Morena y la Cuarta Transformación (4T).

Noroña no negó la información; incluso aseguró que es pública y se encuentra en su declaración patrimonial. Sin embargo, mostró evidente molestia con los periodistas que cuestionaron la coherencia de su postura frente a los lujos que disfruta. “Yo no tengo ninguna obligación personal de ser austero. Yo era franciscano, porque como hijo del pueblo, estábamos bien fregados”, mencionó, desviando la atención hacia la supuesta opacidad de funcionarios de la oposición.
La casa, ubicada en una zona montañosa de Tepoztlán, cuenta con amplios jardines, terrazas, recámaras, sala, comedor, al menos dos estudios y una decoración que mezcla estatuas de Buda, cerámica de Guanajuato y artesanías de diferentes estados del país. Según Noroña, este lugar se ha convertido en su refugio: “Soy tan feliz en este lugar, aquí me he recuperado y aquí vivo a toda madre… Para que arda la derecha diciendo tonterías… Confunden los cretinos y mezquinos las políticas públicas con lo que tú hagas con tu dinero”.

El senador ha hablado de esta casa en varias ocasiones a través de sus videocharlas en redes sociales, incluso durante la pandemia, cuando permaneció allí mientras enfrentaba COVID. A finales de junio, al expresar su apoyo a Laura Itzel Castillo como posible presidenta del Senado, mencionó su intención de mudarse definitivamente a Tepoztlán al finalizar su carrera política.
Aunque Noroña ha sido crítico de la oposición y de los lujos de otros funcionarios, sus propias declaraciones y su estilo de vida ponen en tela de juicio la coherencia entre su discurso político y su vida personal. La pregunta que muchos se hacen ahora es si la austeridad promovida por la 4T se aplica realmente a todos, o si para algunos, como Noroña, es más una cuestión de espectáculo mediático que de práctica cotidiana.