CELAYA.- Luego de la trágica masacre ocurrida el sábado por la noche en el Trébol de los Apaseos, donde un ataque armado dejó ocho personas muertas y dos lesionadas, el presidente municipal morenista de Celaya, Juan Miguel Ramírez Sánchez, generó polémica al pedir a los grupos criminales “cuidar las formas” para evitar víctimas inocentes.
En una entrevista concedida este lunes, Ramírez Sánchez expresó: “Hoy los mafiosos como que son muy… no sé si porque están muy drogados ya no cuidan las formas. Yo creo que ellos deben también cuidar las formas; no es posible que lleguen y disparen nada más así”, afirmó.
El ataque, perpetrado a tan solo 13 kilómetros del centro de Celaya, conmocionó a la región. Entre las víctimas se encontraban trabajadores de la planta Toyota y ciudadanos que simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado.
El alcalde también lamentó profundamente la falta de respeto hacia la vida humana que reflejan estos actos violentos: “Había gente inocente, había bomberos inocentes, no de nosotros, gente trabajadora de Toyota. Parece que, no sé cómo decirles, pero me acuerdo que en las películas la gente tenía respeto a los demás, a la familia, etcétera”, señaló.
Según sus declaraciones, el ataque habría tenido como objetivo a una persona específica, pero la violencia indiscriminada dejó un saldo mucho mayor: “Me dicen que iban a matar a uno, pero mataron al final a nueve más e hirieron a mucha gente. Todas esas cosas son malas”, afirmó.
Las declaraciones del alcalde han generado reacciones divididas entre la población y en redes sociales. Mientras algunos interpretan sus palabras como un intento desesperado de llamar la atención sobre la deshumanización de los grupos criminales, otros critican lo que consideran una aceptación implícita de su presencia y acciones.
Organismos de derechos humanos y colectivos ciudadanos han señalado que la petición de “cuidar las formas” minimiza el problema estructural de la violencia y desprotección que enfrentan los ciudadanos en la región.
El Trébol de los Apaseos, escenario de esta masacre, es un punto estratégico que conecta importantes rutas comerciales, lo que lo ha convertido en un foco de actividad delictiva. Este ataque es uno de los muchos episodios de violencia que han sacudido a Guanajuato en los últimos meses, consolidando al estado como una de las regiones más violentas del país.
La masacre evidencia una vez más la compleja situación de inseguridad que vive el estado, donde los enfrentamientos entre grupos criminales y ataques indiscriminados se han convertido en una constante, dejando a la población en medio de una guerra que parece no tener fin.