NACIONAL.- Este 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum tomó posesión como la primera Presidenta de México, marcando un hito histórico en el país. El evento fue precedido por un ritual tradicional en el Zócalo capitalino, donde Sheinbaum recibió el bastón de mando, un símbolo de autoridad y responsabilidad otorgado por los pueblos indígenas.
El Zócalo de la Ciudad de México fue el escenario de un emotivo ritual en el que representantes de los pueblos originarios invocaron a los ancestros para guiar el camino de la nueva presidenta. “Invocamos a nuestros ancestros, abuelos y abuelas, para que con su sabiduría y conocimiento iluminen a nuestra presidenta”, dijeron los representantes indígenas desde el templete instalado en la Plaza de la Constitución. El acto, cargado de simbolismo espiritual, buscaba ofrecer protección y fortaleza a Sheinbaum durante su mandato.
Un evento cargado de simbolismo
El bastón de mando, elaborado por Enrique Fabián, un carpintero con más de 40 años de experiencia en Guelaguetza, Oaxaca, fue entregado a Sheinbaum en un gesto que no solo representaba la transmisión de poder, sino también la continuidad de los valores esenciales del gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador. El expresidente López Obrador había explicado previamente que este objeto simboliza el compromiso del nuevo gobierno con los pueblos más vulnerables y con la justicia social.
Durante el ritual, los líderes indígenas pidieron a Sheinbaum que no olvidara las necesidades de los pueblos originarios, así como de las niñas y niños del país. “Te encargamos, abuelos y abuelas, que guíen su caminar, para que con sabiduría y fuerza, nuestra presidenta lleve a cabo su proyecto”, pronunciaron ante la multitud. El Zócalo, repleto de simpatizantes y ciudadanos que acudieron al evento, participó activamente en el ritual, levantando las manos al unísono con las indicaciones de los líderes indígenas.
Justicia para las mujeres y los pueblos originarios
El ritual también destacó la importancia del papel de la mujer en la política mexicana. Los representantes indígenas celebraron el hecho de que, por primera vez en la historia del país, una mujer ocupe la Presidencia de México. “Gracias por la justicia hacia las mujeres”, expresaron, reconociendo la lucha histórica de las mexicanas por la equidad y el respeto a sus derechos.
Además, los líderes indígenas aprovecharon el evento para pedir perdón a la Tierra por los daños causados a lo largo de los años, en un acto de reconciliación con la naturaleza. “Desde el fondo de nuestro corazón, pedimos perdón por todo lo que hemos afectado a la Tierra”, dijeron durante el ritual.
Un compromiso con la justicia social
Al recibir el bastón de mando, Claudia Sheinbaum no solo aceptó el símbolo de poder, sino que también asumió el compromiso de servir al pueblo mexicano y garantizar justicia para todos, especialmente para los más desfavorecidos. El acto no fue únicamente una ceremonia protocolaria, sino también una declaración de intenciones sobre el enfoque de su mandato.
“Este bastón de mando es un símbolo espiritual y político que me compromete a trabajar incansablemente por la justicia y la equidad en nuestro país”, dijo Sheinbaum durante su discurso al concluir el ritual. Reiteró su compromiso con los principios de la Cuarta Transformación, el movimiento iniciado por López Obrador, enfocado en atender a los más pobres y vulnerables.
Sheinbaum prometió continuar las políticas de bienestar y apoyo a los sectores más desprotegidos de la sociedad mexicana, un pilar del gobierno anterior. Además, se comprometió a seguir trabajando en favor de la igualdad de género, la protección del medio ambiente y la defensa de los derechos de los pueblos originarios.
Un nuevo capítulo para México
Con el bastón de mando en sus manos, Claudia Sheinbaum inicia una nueva etapa en la historia de México, siendo la primera mujer en asumir la Presidencia. La ceremonia en el Zócalo no solo simbolizó el inicio de su mandato, sino también la esperanza de millones de mexicanos que anhelan un futuro más justo e inclusivo.
“Que viva México, que viva México”, concluyó Sheinbaum ante una multitud que la vitoreaba y celebraba este momento histórico.