NACIONAL.- A poco más de 40 días de dejar la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) continúa recibiendo protección por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en su finca «La Chingada», en Palenque, Chiapas. Este esquema de seguridad, confirmado por Sedena a través de una solicitud de información de EL UNIVERSAL, resalta como un tema polémico en el contexto de la transición política en México, especialmente debido al enfoque de austeridad que AMLO defendió durante su gobierno.
Ubicada en una zona resguardada, con cercado de alambre y personal militar, la residencia de AMLO se encuentra vigilada cerca de un hotel con alberca y otras instalaciones de alta seguridad. Las críticas han surgido en torno al uso de recursos públicos para proteger la finca privada del exmandatario, ya que esta vigilancia va en contra de su propia política de austeridad. Cabe recordar que, durante su mandato, AMLO promovió la reducción de privilegios de seguridad para los expresidentes, eliminando los esquemas de protección a figuras como Vicente Fox y Felipe Calderón. Sin embargo, en 2019, accedió a brindarles ocho elementos de seguridad tras sus solicitudes, marcando una excepción que reabrió el debate sobre la asignación de recursos para la protección de exmandatarios.
La situación cobra relevancia porque AMLO había enfatizado una filosofía de gobierno austera, y aunque criticó el uso de recursos públicos para proteger figuras políticas, hoy en día recibe una protección constante en su finca privada. Este esquema contrasta con la postura de la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, quien al asumir la presidencia el 1 de octubre de 2024, decidió no aumentar su seguridad y declaró que optaría por un equipo reducido de ayudantía, sin escoltas visibles, para mantener una cercanía con la ciudadanía, en línea con los principios de la Cuarta Transformación.
El resguardo de AMLO en Palenque plantea preguntas sobre la coherencia en el uso de recursos públicos en relación con la seguridad de figuras políticas, una controversia que Sheinbaum y su administración deberán enfrentar en los próximos meses. Mientras el expresidente sigue con protección militar, su postura de austeridad y sus políticas de recorte para otros exmandatarios quedan en entredicho, lo que genera cuestionamientos sobre si este esquema de protección debe revisarse o mantenerse.