YURIRIA.- La reciente elección del estadounidense Robert Francis Prevost como el Papa León XIV ha generado una ola de expectativa en el mundo católico, particularmente en México, donde fieles y religiosos ven con esperanza un impulso renovado hacia la canonización del beato Fray Elías del Socorro Nieves y la beatificación del venerable Fray Miguel F. Zavala, ambos miembros de la Orden de San Agustín, a la que también pertenece el nuevo pontífice.
Originario de Yuriria, Guanajuato, Fray Elías del Socorro Nieves fue beatificado en el año 1997 por el Papa Juan Pablo II. Su vida, marcada por la entrega pastoral y el martirio durante la persecución religiosa en México en los años 1920, ha sido ampliamente reconocida por la Iglesia. Sin embargo, el proceso hacia su canonización ha permanecido en espera, a la espera de un milagro atribuido a su intercesión.
Por su parte, Fray Miguel F. Zavala, también agustino y considerado venerable, es recordado por su profunda espiritualidad, labor educativa y compromiso con los más pobres. Su causa de beatificación ha avanzado dentro de los canales vaticanos, pero aún falta la confirmación de un milagro para elevarlo a los altares.
La elección de un Papa agustino por primera vez en la historia moderna es vista por miembros de la orden como una “oportunidad providencial” para visibilizar y acelerar las causas de sus hermanos en la fe. Voces dentro de la Iglesia mexicana han expresado su optimismo: “Nos llena de alegría que un hermano agustino esté al frente de la Iglesia universal. Confiamos en que esto fortalezca las causas de nuestros mártires y santos, especialmente de Fray Elías y Fray Miguel”.
Además de su afinidad espiritual, el Papa León XIV ha mostrado a lo largo de su carrera una profunda sensibilidad hacia las causas de mártires latinoamericanos y un compromiso con la memoria histórica de comunidades perseguidas, lo cual refuerza las expectativas de avance en estos procesos.
Con el inicio del pontificado de León XIV, la comunidad católica mexicana aguarda con fe el reconocimiento definitivo de estos hombres que entregaron su vida a Dios y al pueblo. ¿Será este el pontificado que los lleve a los altares? La esperanza está más viva que nunca.
