NACIONAL.- Desde el comienzo del verano de 2023, México ha estado lidiando con una de las sequías más severas en más de una década. A lo largo del último año, esta situación crítica se ha intensificado y expandido, afectando a varias regiones del país con niveles alarmantes de sequía extrema y excepcional, según el Monitor de Sequía de América del Norte.
Los estados más afectados incluyen Sonora, Chihuahua, Sinaloa y Durango en el norte, así como Tamaulipas, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro e Hidalgo. La persistente sequía está secando los cultivos, exacerbando los incendios y poniendo en riesgo los sistemas de abastecimiento de agua en todo México.
La preocupación es especialmente aguda en Ciudad de México, donde los embalses han caído a niveles históricamente bajos y los acuíferos subterráneos están casi agotados. Con una población de 19 millones de habitantes, la capital enfrenta una crisis de agua sin precedentes.
El sistema de agua de Cutzamala, que abastece alrededor del 25 por ciento del agua de Ciudad de México, ha sido particularmente afectado. Imágenes satelitales del Generador Operacional de Imágenes de Tierra (OLI) a bordo del satélite Landsat 8 y OLI-2 a bordo de Landsat 9 muestran el embalse de Valle de Bravo, uno de los tres principales que abastecen a la capital.

La imagen más reciente, tomada el 17 de mayo de 2024, muestra niveles de agua significativamente reducidos en comparación con una imagen del 20 de mayo de 2022. Según el Departamento de Agua de México (Conagua), los niveles de agua en el embalse habían caído al 28 por ciento de su capacidad para el 7 de junio de 2024, una caída dramática respecto a casi el doble de agua almacenada en 2022. En general, el sistema Cutzamala ha visto una reducción del 25 por ciento en su capacidad total.
Esta disminución ha llevado a las autoridades a reducir la cantidad de agua suministrada a Ciudad de México, y algunos analistas advierten que los grifos podrían quedarse sin agua en los próximos meses si la situación no mejora. La precipitación anual en la cuenca de Cutzamala en 2022 y 2023 fue casi un tercio del promedio de los últimos 40 años, exacerbando la escasez. La ola de calor en mayo de 2024 ha aumentado la evaporación de las aguas superficiales, intensificando la necesidad de bombear aguas subterráneas y contribuyendo al estado crítico de los acuíferos.
El mapa del 27 de mayo de 2024 muestra el almacenamiento de aguas subterráneas poco profundas en México, con colores que representan el percentil de humedad. Los rojos más oscuros indican condiciones de sequía que deberían ocurrir solo el 2 por ciento del tiempo, es decir, alrededor de una vez cada 50 años.
A pesar de la gravedad de la situación, hay esperanza en el horizonte. Las lluvias estacionales, que generalmente comienzan en junio y continúan hasta septiembre, podrían traer algo de alivio a los embalses resecos en las próximas semanas. Sin embargo, la magnitud del desafío requiere una respuesta sostenida y coordinada para mitigar los efectos de esta sequía histórica y asegurar el suministro de agua para el futuro.
México enfrenta una crisis de agua sin precedentes, con impactos significativos en la agricultura, el medio ambiente y la vida diaria de millones de personas. La combinación de acciones inmediatas y una planificación a largo plazo será crucial para superar esta sequía y garantizar un abastecimiento de agua sostenible para las generaciones futuras.
Con información de la NASA.