ESPECTÁCULOS.- El escenario está en silencio, pero su presencia sigue ahí, en cada compás de tambores africanos, en cada destello de lentejuelas y en el eco de una época dorada que nunca se apagará. Ayer, Tongolele, la reina de la danza exótica, dejó este mundo a los 93 años, pero su legado sigue vibrando en el corazón del espectáculo mexicano.
Yolanda Yvonne Montes Farrington, nacida lejos de México, en Spokane, Washington, encontró en este país su verdadero hogar y en el arte su destino. Desde su debut en la gran pantalla en 1947 con “Nocturno de amor”, su magnetismo conquistó al público. Pero fue un año después, con “¡Han matado a ‘Tongolele’!”, que su nombre quedó inmortalizado. Su melena blanca, su mirada enigmática y su silueta hipnotizante la convirtieron en un mito viviente.
⚫️ Yolanda Montes "Tongolele", puro fuego en la pista. La vimos bailar "Mambo de la muerte" de Chucho Rodríguez en "Mátenme porque me muero" (1951). Un ícono eterno del cine y la danza. pic.twitter.com/BI73kIJyGH
— Jorge Guzmán Mtz (@JorgeGuzmanMtz) February 17, 2025El cine y la vida nocturna de la Ciudad de México no serían lo mismo sin ella. Brilló junto a Tin Tan en “El rey del barrio” y fue musa de directores como Emilio “El Indio” Fernández. Su presencia en el escenario era un hechizo: con cada movimiento de caderas, con cada giro felino, Tongolele atrapaba la mirada y el alma de quienes la veían bailar.
Más allá del glamour y los reflectores, su vida estuvo marcada por el amor y la pérdida. Junto a Joaquín González, el músico cubano que fue su compañero de vida, formó una familia con sus hijos gemelos, Rubén y Ricardo. Desde su viudez en 1996, prefirió el recuerdo a una nueva compañía. En sus últimos años, la demencia senil la alejó de los escenarios, pero nunca de la memoria del público.
Hoy, México despide a una de sus divas más queridas. Se apaga una luz, pero la música sigue. En cada proyección de sus películas, en cada homenaje a su figura, Tongolele seguirá danzando, eterna, como la diosa que fue.
