INTERNACIONAL.- En medio de crecientes tensiones comerciales con Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que su administración evalúa imponer sanciones a las exportaciones de pollo y pierna de cerdo estadounidenses, luego del arancel del 17% aplicado por el gobierno de Joe Biden al jitomate mexicano. Sin embargo, más allá de los anuncios, prevalece la ambigüedad sobre una respuesta clara y contundente del gobierno mexicano.
Durante su tradicional conferencia matutina en Palacio Nacional, Sheinbaum subrayó que México no busca confrontaciones, aunque sí exige respeto a su soberanía económica. “Mi tarea fundamental como presidenta es proteger al pueblo de México”, expresó. No obstante, el tono conciliador contrasta con la gravedad de una medida que afecta directamente a miles de productores agrícolas, especialmente del noroeste del país, donde la exportación de jitomate representa una fuente vital de ingresos.
Al ser cuestionada directamente sobre si se analizarán sanciones al pollo y carne de cerdo importados desde Estados Unidos, la mandataria respondió con un escueto: “Sí, todo se está analizando”. La declaración, aunque contundente en apariencia, deja entrever la falta de un plan inmediato o de una postura firme ante una situación que requiere más que buenas intenciones.
En un intento por amortiguar el impacto, Sheinbaum adelantó que esta semana su equipo presentará “opciones” para comercializar el jitomate en el mercado interno y apoyar a los ganaderos nacionales. También señaló la necesidad de fortalecer la producción de carne dentro del país. Sin embargo, estos planes siguen sin aclarar cómo se enfrentará el golpe arancelario a corto plazo, ni qué acciones específicas respaldarán a los productores afectados.
La mandataria insistió en que Estados Unidos continuará comprando jitomate mexicano porque “no tiene capacidad de producción” suficiente, argumento que si bien es cierto, resulta insuficiente ante una sanción comercial ya en marcha que puede sentar un precedente negativo para otros productos agrícolas.
El gobierno mexicano se encuentra en una posición en la que debe elegir entre la pasividad diplomática o la defensa decidida de sus sectores productivos. Por ahora, los productores de jitomate siguen esperando algo más que palabras: acciones concretas y resultados reales.