INTERNACIONAL.- El pasado lunes 8 de abril, un hallazgo conmocionó al barrio de Ñuñoa, en Santiago, capital de Chile, cuando un pepenador descubrió un cadáver dentro de una maleta abandonada en la calle “Los Jardines”. Este descubrimiento, inicialmente perturbador, desencadenó una serie de eventos que revelaron una historia extraordinaria de amor, pactos y fidelidad hasta después de la muerte.
El cuerpo, en avanzado estado de descomposición, fue identificado como el de una mujer de aproximadamente 60 años, Érica Alejandra Fernández Mora, quien según los expertos en medicina forense habría fallecido hacía al menos seis meses. Sin embargo, lo que parecía ser un misterio criminal pronto tomó un giro inesperado.
Las cámaras de seguridad cercanas a la zona capturaron el momento en que una persona vestida con atuendo similar al de una monja abandonaba la maleta en la calle antes de que fuera encontrada por el reciclador. Horas más tarde, la policía identificó a la persona como Lorenza Patricia Ramírez Barreras, una mujer de 80 años.
Más allá del desconcierto inicial, las autoridades descubrieron que no se trataba de un homicidio, sino de un acuerdo entre ambas mujeres, quienes, cabe destacar, no tenían relación con la vida religiosa. Lorenza y Érica, quienes mantenían una relación sentimental, habían establecido un pacto en el que acordaban que, en caso de que una de ellas falleciera, la otra se encargaría de cuidar el cuerpo sin denunciar su muerte.
“Monja”
Porque una monja fue vista transportando un cadáver adentro de una valija en Chile: las autoridades confirmaron que el cuerpo estuvo escondido durante más de un año.
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Ambas mujeres trabajaban en una parroquia donde se conocieron y desarrollaron un vínculo amoroso que las llevó a tomar esta inusual decisión. Cuando Érica murió, Lorenza cumplió fielmente el pacto y mantuvo el cuerpo en su hogar. Sin embargo, en un momento dado, decidió trasladar los restos en la maleta, pero en el camino optó por abandonarla por temor a que su hija descubriera el cadáver.
“La mujer adulta mayor (Érica) no es religiosa, ni pertenece a un instituto de vida consagrada de la iglesia católica. Su hija sí es religiosa y vino desde Italia, hace poco tiempo para cuidarla”, declaró el Arzobispado de Santiago.
Lorenza Ramírez fue imputada como autora de inhumación ilegal, aunque quedó en libertad y exenta de persecución, ya que la Fiscalía consideró que, dada su edad y su historial de conducta intachable, no representaba riesgo de fuga.