SEGURIDAD.- En un hecho que sacude la credibilidad de las instituciones encargadas de la seguridad nacional, once elementos de la Guardia Nacional fueron sorprendidos y detenidos en flagrancia mientras presuntamente participaban en el robo de combustible en una toma clandestina ubicada en el macrolibramiento Celaya–Palmillas, a la altura de la comunidad “El Espejo”.
La escena, digna de una película de corrupción institucional, fue descubierta por elementos de la Policía Municipal, quienes llegaron tras un reporte ciudadano y encontraron a tres patrullas oficiales de la Guardia Nacional custodiando un tractocamión conectado directamente a una toma ilegal de hidrocarburo.
Al ser cuestionado por los oficiales, uno de los tripulantes de una unidad Charger respondió que estaban “proporcionando seguridad” al tractocamión. Inmediatamente después, intentó escapar junto con otros agentes, pero fueron alcanzados y detenidos por los elementos municipales.
Militares delinquiendo… con uniforme y armamento oficial.
Entre los detenidos se encuentran dos tenientes, un subteniente y ocho elementos de escala básica, todos armados y algunos incluso en uniforme de la Guardia Nacional, lo que agrava el nivel delictivo del hecho. Las unidades implicadas fueron:
- Patrullas con los números 24433, 26958 y 29215.
- Un tractocamión con autotanque.
- Una camioneta Nissan Rogue.
- Fusiles FX-05 y CZ805 Bren calibre 5.56 x 45 mm.
Todo el armamento y los vehículos fueron puestos a disposición de la Fiscalía General de la República, que ahora lleva el caso.
La corrupción toca las puertas de la Guardia Nacional.
Según confirmó la propia Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), los detenidos están plenamente identificados como parte de diferentes batallones de la Guardia Nacional, destacando entre ellos elementos de Hidalgo, Tlaxcala, Oaxaca, Estado de México y Michoacán, lo que revela la posible existencia de una red delictiva dentro de las filas de esta institución federal.
Este bochornoso episodio deja en entredicho la legitimidad del combate al huachicoleo en México, una de las principales banderas del gobierno federal, y enciende las alarmas sobre el nivel de infiltración criminal dentro de las corporaciones que, irónicamente, deberían proteger a la ciudadanía de este tipo de delitos.
¿Y el combustible?
Hasta el momento, no se ha informado la cantidad exacta de hidrocarburo robado, ni el destino final que tendría el cargamento. Lo que sí se sabe es que el robo de combustibles continúa siendo uno de los delitos más rentables para el crimen organizado… y al parecer, también para quienes deberían combatirlo.
Un precedente peligroso
Este escándalo podría ser solo la punta del iceberg. La pregunta es obligada: ¿cuántos más están involucrados y cuánto tiempo ha estado ocurriendo esto sin ser detectado? Mientras tanto, la ciudadanía queda una vez más expuesta, no solo a los criminales comunes, sino a quienes portan un uniforme para delinquir con total impunidad.
La indignación crece. Y el silencio oficial, por ahora, solo hace más ruido.