INTERNACIONAL.- Tras la muerte del papa Francisco, el mundo católico centra su atención en el inminente cónclave que definirá al próximo líder de la Iglesia. Sin embargo, antes del inicio formal del proceso, una controversia ha sacudido al Vaticano: el cardenal Angelo Becciu, condenado por corrupción en 2023, ha manifestado su intención de participar en la elección del nuevo pontífice.
Becciu fue apartado en septiembre de 2020 de su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y de sus derechos vinculados al cardenalato, lo que implicaba, entre otras cosas, su exclusión del cónclave. No obstante, en declaraciones al medio italiano Unione Sarda, aseguró que “el Papa reconoció intactas mis prerrogativas cardenalicias, ya que no hubo voluntad explícita de excluirme del cónclave ni solicitud de mi renuncia explícita por escrito”. El cardenal incluso afirmó haber sido “indultado” por Francisco antes de su fallecimiento.
A pesar de la sentencia en su contra, Becciu fue invitado a las Congregaciones Generales pre-cónclave, en las que participan los cardenales electores como preparación para la elección papal. La Congregación General, que celebró su primera reunión esta mañana, deberá determinar si Becciu tiene derecho a votar en el cónclave.
El cardenal fue condenado por el tribunal penal del Vaticano en diciembre de 2023 a cinco años y seis meses de prisión por delitos relacionados con el uso indebido de fondos de la Secretaría de Estado. Entre los cargos probados, se encuentran abuso de poder y malversación por la gestión de 200.5 millones de dólares, destinados a inversiones especulativas y de alto riesgo, como la adquisición de acciones en el fondo Athena Capital Commodities.
La investigación también reveló transferencias irregulares, como una donación de 125.000 euros a una asociación vinculada a Cáritas en Ozieri, Cerdeña, presidida por uno de los hermanos del cardenal. Las operaciones, ejecutadas entre 2013 y 2014 durante su etapa como Sustituto para los Asuntos Generales, involucraron a otros funcionarios y financieros relacionados con la administración vaticana.
Mientras tanto, entre los nombres que suenan como posibles sucesores de Francisco, destaca el del cardenal Pietro Parolin, actual secretario de Estado, quien es considerado una figura capaz de unir tanto a los sectores progresistas como a los conservadores dentro de la Iglesia.