YURIRIA.- Un espectáculo natural tan bello como enigmático ha capturado la atención de locales y visitantes en la histórica Laguna de Yuriria. Desde el Cerro del Coyontle, puede observarse una intensa tonalidad rojiza que cubre varias zonas del cuerpo de agua, evocando el origen místico de su nombre: Yuririapúndaro, palabra purépecha que significa “Lugar del Lago de Sangre”.
Aunque para algunos esta coloración pueda parecer señal de contaminación o algún proceso anómalo, la realidad es mucho más interesante y ecológicamente significativa: se trata de un fenómeno natural causado por una diminuta planta flotante llamada Azolla, un helecho acuático que ha encontrado en la laguna las condiciones perfectas para florecer.
¿Qué es Azolla y por qué vuelve roja la laguna?
Azolla es un género de helechos acuáticos que habita en cuerpos de agua dulce, poco profundos y tranquilos. Usualmente es verde, pero bajo ciertas condiciones ambientales cambia a tonalidades rojizas o púrpuras debido a la producción de antocianinas, pigmentos vegetales que funcionan como un mecanismo de defensa ante el estrés ambiental.

Este “bloom” de Azolla ocurre cuando se combinan:
- Altos niveles de nitrógeno y fósforo en el agua.
- Intensa radiación solar.
- Noches frías y días cálidos.
- Estabilidad en la superficie del agua, sin corrientes fuertes.
El resultado es un tapiz rojo vivo que transforma el paisaje de la laguna y recuerda a los antiguos relatos purépechas que le dieron nombre a Yuriria.
Azolla: Una aliada ambiental y no una amenaza.
Contrario a las preocupaciones iniciales, esta coloración no es tóxica ni señal de contaminación química. De hecho, Azolla es un bioindicador ambiental: su presencia revela que el agua tiene nutrientes en abundancia, que la temperatura ha tenido variaciones notables y que el ecosistema conserva cierta estabilidad.
“Cuidar nuestros cuerpos de agua empieza por comprenderlos. Sólo aquello que se conoce puede llegar a amarse, y sólo lo que se ama se protege. Fenómenos naturales como la coloración rojiza por helechos acuáticos son recordatorios vivos de la riqueza ecológica que aún persiste y de la responsabilidad que tenemos de conservarla”, declaró el Lic. Ángel Vallejo, Guardabosques de Yuriria.

Un llamado a la conciencia ecológica.
La Laguna de Yuriria no solo es un hito paisajístico o cultural. Es también un testigo vivo de historia e ingeniería: fue la primera obra hidráulica de América Latina, construida en 1548 por frailes agustinos para unir el río Lerma con un terreno pantanoso. Hoy, casi 500 años después, la laguna sigue dando señales de vida, resiliencia y belleza.
Este fenómeno natural no solo ofrece un espectáculo visual único; también nos recuerda que la naturaleza tiene sus propios lenguajes para comunicarse con quienes estén dispuestos a escuchar.