INTERNACIONAL.- En un discurso dirigido a la nación desde la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este sábado que las tres principales instalaciones del programa nuclear iraní —Fordow, Natanz e Isfahan— fueron “total y completamente destruidas” durante un ataque aéreo coordinado en la madrugada.
El anuncio, calificado por el propio mandatario como un “momento histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo”, marca un punto de inflexión en la escalada de tensiones entre Washington y Teherán. Trump afirmó que el operativo respondió a una amenaza persistente que, según sus palabras, “duró más de 40 años”.
“Irán ha sido el matón de Oriente Medio”, declaró el presidente. “Durante décadas han estado diciendo ‘muerte a Estados Unidos, muerte a Israel’, y han estado matando a nuestra gente, volándoles los brazos y piernas con bombas colocadas en las rutas”.
El operativo, realizado con bombarderos B-2 equipados con bombas perforantes GBU-57 de más de 13 toneladas, fue confirmado por fuentes del Pentágono. Los blancos fueron Fordow —ubicado bajo una montaña fortificada—, Natanz e Isfahan, los cuales constituyen los pilares del programa de enriquecimiento de uranio iraní.
Trump enfatizó que la misión fue un éxito rotundo: “Todos los aviones están ahora fuera del espacio aéreo iraní. Fordow ha desaparecido”. En redes sociales, el presidente reiteró que Estados Unidos está listo para más acciones si Teherán no cede: “Si no hacen la paz, los próximos ataques serán mucho mayores y mucho más fáciles”.
Durante su discurso, el mandatario también aseguró que el ataque fue coordinado con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. “Trabajamos en equipo, como ningún equipo ha trabajado antes”, dijo, destacando la alianza estratégica entre ambas naciones.
A pesar del tono bélico del mensaje, Trump cerró su intervención con un llamado ambiguo a la negociación. “El objetivo es frenar el desarrollo atómico y forzar al régimen de Teherán a sentarse a la mesa. ¡Ahora es el momento de la paz!”, expresó.
Hasta el momento, el gobierno iraní no ha emitido una respuesta oficial, mientras la comunidad internacional se mantiene en alerta ante una posible represalia o un nuevo episodio de escalada militar en la región. Analistas advierten que la ofensiva podría tener profundas repercusiones geopolíticas y desencadenar una nueva fase de inestabilidad en Medio Oriente.